PRIMER CAPÍTULO
PRIMER CAPÍTULO:
La lluvia caía sin cesar sobre
las calles de Brera, el barrio artístico e histórico de Milán. Las gotas
resbalaban por los canalones y formaban pequeños riachuelos a lo largo de las
aceras adoquinadas. Las viejas fachadas de los edificios, con sus colores
pastel y sus balcones adornados con flores, parecían más animadas bajo el velo
de la lluvia.
Los paraguas brotaban como setas
entre los transeúntes, creando un mar de color que se movía lentamente bajo el
cielo gris. Los escaparates de boutiques y galerías de arte brillaban con una
luz cálida y acogedora, ofreciendo cobijo a los transeúntes que intentaban
escapar de la lluvia.
El olor a café recién hecho
flotaba en las cafeterías y pastelerías, mezclado con el de la lluvia y las
calles mojadas. En los pequeños bares y tabernas, la gente se reunía alrededor
de las mesas para saborear un capuchino o disfrutar de un pastel,
intercambiando sonrisas y charlando mientras afuera seguía lloviendo.
Las calles de Brera, normalmente
bulliciosas de turistas y artistas callejeros, estaban ahora envueltas en una
atmósfera más íntima y reflexiva. Las luces de las farolas se reflejaban en los
charcos, creando juegos de luces y sombras que daban un toque de magia al día
lluvioso.
A pesar del tiempo sombrío, Brera
conservó todo su encanto y elegancia. Las antiguas librerías, los museos y las
galerías de arte seguían siendo visitados por quienes buscaban inspiración y
cultura, haciendo de este día lluvioso un momento perfecto para sumergirse en
el arte y la historia de Milán.
En un edificio de época, Emma llevaba ya
varios minutos mirando la pantalla.
La oscuridad se había apoderado de la habitación, sólo la
luz del ordenador era la única fuente de iluminación de su estudio.
Desvió
la mirada hacia la ventana, la lluvia caía sin cesar desde hacía varias horas,
cansada se levantó y se estiró como un gato, llevaba mucho tiempo sentada
intentando escribir algo, pero desgraciadamente no había conseguido hacer nada hasta
ese momento.
Como
se suele decir, tenía bloqueo de escritor.
Se
acercó a la ventana y se puso su rebeca de lana blanca, sentía frío, luego fue a
la cocina para encender la tetera y prepararse una taza de té bien caliente,
tenía ganas de calentarse.
Mientras
se preparaba su bebida caliente, su mirada se posó en la pantalla de su
ordenador y pensó que hacía ya varios días que no era capaz escribir una sola
palabra, su mente carecía por completo de una idea o una imagen adecuada para
comenzar una novela........ siempre había sentido pasión por la escritura desde
niña, se sentaba en el escritorio de su dormitorio y componía muchas historias que
guardaba celosamente escondidas en su diario.
Su
profesor de italiano en el instituto, un hombre bastante guapo con barba
desaliñada y mirada atractiva siempre elegía su tema para leerlo en voz alta a
la clase. Les decía a sus alumnos que así era como debía componerse un tema o
una historia.
... En
esos momentos, por vergüenza, se había escondido bajo el pupitre, esos trágicos
minutos que le parecieron una eternidad sintiendo la mirada de sus compañeros
sobre ella, deseaba tener la fórmula mágica para hacerse invisible en ese
instante.
Aquella
imagen le vino a la memoria como, ¿quién sabe qué habría dicho ahora su
profesor?
¿Le
habría decepcionado que su mejora alumna se hubiera encerrada en casa durante
tres días sin poder escribir una sola palabra?
Para
facilitar las cosas, había pensado cancelar todos sus viajes ahora que se encontraba
en Italia, más concretamente en Milán. Por recomendación de su madre, había
visitado la "Pinacoteca di Brera":
una de las pinacotecas más importantes de Italia, que alberga obras de
destacados artistas italianos como Caravaggio y Bramantino, "La Scala", el famoso
teatro de ópera de Milán, conocido por sus representaciones de gran calidad y
su ilustre historia.
En
el silencio de la cocina sonó de repente el teléfono móvil, ella jadeó, lo
cogió y contestó tímidamente "Hola" al otro lado del teléfono una voz
chillona resonó "Hola, ¿cómo estás? Soy Laura" ella abrió los ojos sorprendida,
hacía tiempo que no sabía nada de ella "Hola Laura que sorpresa, pero ¿no
estabas en Nueva York?"
"Sí,
pero he vuelto hace unos días, estoy aquí en Cerdeña, en Porto Rotondo en casa
de mi tía, ¿cómo estás?", contestó Emma desolada " Llevo unos días en Milán y estoy
intentando empezar mi tercera novela, pero debo confesar que esta vez me está costando.
Llevo varios días encerrada, pensando que escondiéndome del mundo mi vena
escritora podría encontrar su camino y podría empezar a escribir algo decente,
pero en lugar de eso estoy aquí en el frío de Milán con una taza de té caliente
a solas con mi ordenador.
Después
de pronunciar estas palabras, se oyó una carcajada al otro lado del teléfono, "Necesitas
unas vacaciones, ven aquí a mi casa, me encantaría, y también porque es mi
cumpleaños dentro de unos días y quiero volver a verte, he oído a Sandra antes
que a ti y me ha comentado que estabas planeando escribir otro libro y que
habías roto con Paul hace un par de meses.” Al escuchar el nombre Paul dio un
grito ahogado y derramó la bebida caliente sobre su pantalón deportivo, "¿Emma
estás ahí? "La chica limpió la bebida derramada con una servilleta,
tratando de que su amiga no viera su agitación y respondió "Sí todo está
bien, lo de Paul ya terminó, ya ni siquiera pienso en eso" "Entonces
te mando el boleto de avión, ya que eres mi invitada y te espero aquí mañana
¿ok?"
¿Mañana?
¡Los ojos de Emma se abrieron y pensó que era demasiado pronto! Tenía que
organizarse y cancelar el piso que había cogido por unos días, su amiga con voz
firme continuó "¡No quiero oír un No! Emma sabes que sería capaz de ir hasta
allí y recogerte..." la chica asintió con la cabeza.
Y sí
sabía que Laura era capaz de salir y encontrársela en la puerta con cara de
enfado y llevársela por la fuerza.
"Escucha
Laura tengo que tener tiempo para organizarme, por lo menos coger mi vuelo a
última hora de la tarde ¿ok?" un suspiro, luego respondió "Ok ahora
miraré luego te enviaré un correo.. trae algo ligero aquí hace calor aunque sea
primavera parece agosto... ahora me despido estoy deseando de verte ..bye "
Emma
cerró la comunicación y miró su móvil, ¡Paul y sí! Había intentado olvidarlo,
pero oír su nombre de nuevo le hizo recordar el último día que se habían visto
y una lágrima se apoderó de su mejilla.....
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